Competencias Básicas: Optimismo

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El optimismo se puede definir como la propensión a ver el lado positivo de los acontecimientos y las personas y de esperar el mejor resultado del futuro. Dicho concepto representa una esperanza generalizada de que el bien, frente al mal, generalmente va a prevalecer cuando se enfrentan con problemas a lo largo de la vida. El pasado fue siempre peor, y no hay duda de que el futuro será mejor.



El optimismo no es simplemente una emoción pasajera: suele estar muy influido por los factores de personalidad de cada persona. Existen personas más propensas a ser optimistas que pesimistas, siendo un elemento de adaptación que ha facilitado la supervivencia del ser humano a lo largo de los siglos.



Seligman (1998) define el optimismo como un estilo que atribuye resultados positivos a eventos actuales y futuros, siendo el pesimismo lo contrario. Defiende, también, que el optimismo se puede desarrollar y aprender, acudiendo en gran medida al factor cognitivo, de la voluntad y del entrenamiento; considerando sus efectos positivos y su poder como búsqueda de oportunidades futuras. Todo esto conlleva, no sólo que el individuo concluya que merece la pena mostrar una actitud optimista, sino que además no hay otra postura más razonable. El optimista tiene un impacto positivo sobre el ejercicio de cualquier actividad directiva, así como sobre el ejercicio de cualquier competencia ejecutiva.



Las personas optimistas tienen una actitud positiva que les lleva a la acción, destacando las siguientes características (Goleman, 1998):



1.- Son perseverantes en la búsqueda de la consecución de sus objetivos, a pesar de los obstáculos y contratiempos que se pueden presentar durante el proceso.



2.- Se mueven más en escenarios futuros con expectativas de éxito, que desde el miedo al fracaso.



3.- Piensan que los imprevistos que puedan presentarse serán más debidos a cuestiones controlables que a fallos personales.



Con relación a la salud los efectos del optimista son:



1.- Reduce la probabilidad de sufrir dolencias cardíacas.



2.- Acelera la recuperación de enfermedades tanto psicológicas como somáticas.



3.- Reduce el impacto de acontecimientos imprevistos.



4.- Aumenta la flexibilidad y la adaptabilidad de las repuestas ante acontecimientos imprevistos.



A nivel laboral se da una correlación positiva entre optimismo con eficacia, satisfacción en el trabajo, alegría y el compromiso con la organización a la que se pertenece.

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